¿Podemos tomar un momento y pensar en cómo de la nada “Dios habló” y todas las cosas fueron creadas? Meditando en Génesis 1-3

La voz. Nuestras palabras tienen poder; de influenciar, construir y edificar o acabar con un
bosque entero dice metafóricamente Santiago (Stgo. 3:5-6).

Si seguimos meditando en esto, entendemos que todos hemos sido formados por medio de palabras, por las cosas buenas o malas que nuestros amigos o familiares cercanos dijeron acerca de nosotros desde la niñez hasta el día de hoy.

A nosotras, las mujeres en especial, se nos ha dado una voz con la cual tenemos el poder de influenciar a quienes nos rodean.

Podemos observar a mujeres a través de la historia, que vivieron en diferentes épocas, clases sociales, dificultades y oportunidades, algunas llegaron a alcanzar la grandeza siendo de influencia en sus familias, trabajos, y comunidades. Llevando así, a los suyos a vivir situaciones favorables, para dejar un legado de esperanza en la sociedad.

Su pasión y compromiso a su llamado, las llevó a alcanzar la grandeza, y con grandeza no hago referencia al significado desfavorable que éste mundo da, a lo que podemos concebir como éxito. Sino a aquellas virtudes a las que se aferraron del carácter de Jesucristo, que nos hace voltear a ver, “… aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón…” (Mt. 11:29) (énfasis añadido.) Y con esa mansedumbre y humildad logró nuestro admirable Señor transformar el mundo.

En la Biblia podemos observar a mujeres como; La reina Ester, La mujer Samaritana, María (madre de Jesús hombre) y Priscila. Y en la historia a; Susanna Wesley, Corrie Ten Boom, Freda Linsday, entre otras féminas sobresalientes.

Mujeres a quienes no nos atrevemos a hacerlas competir o compararlas con el desempeño de los hombres sino que, se destacaron en sí mismas, escuchando la voz de Dios. Pudieron ver los propósitos eternos vislumbrados en sus vidas por ser lo que fueron llamadas a ser, por medio de la fe.

Susana Wesley, quien es conocida como la madre del “metodismo”, aunque nunca fundó una iglesia o publicó formalmente un libro, su influencia en la iglesia por sus métodos de enseñanza a sus hijos, cambió la historia de la Iglesia cristiana como la conocemos al día de hoy.

En el caso de Corrie Ten Boom, su testimonio de perdón y gracia a sus enemigos, trajo miles de almas a los pies de Cristo. Y no terminaría de citar estas voces que a lo largo de la historia de la Iglesia han aportado un invaluable tesoro para el establecimiento del Reino de Dios en la tierra.

El destino del hombre y la mujer están vinculados desde la creación, para estimularnos los
unos a los otros (Ef. 5:21) y así crecer en Cristo y andar como Él anduvo.

El papel de uno no invalida el del otro. Confío en que veremos en la iglesia del futuro mayores ambientes donde mujeres puedan florecer en la Iglesia, la sociedad y familia, siendo la voz dada por Dios, desarrollando sus dones como Jesús lo permitió en su ministerio. Podemos ver tanto hombres y mujeres discípulos encendiendo el mundo entero con la Gran Comisión.

-Hazel Puente

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