Cuando volteamos a las primeras páginas de nuestra Biblia podemos darnos cuenta de la manera tan exacta en cómo Dios creó cada cosa, cada detalle. Es increíble cómo administró el poder de su Palabra, manteniendo un orden en la manera de generar un entorno, para después crear la vida. Como una etapa final del inicio de los tiempos, después de formarnos decidió confiarnos la noble tarea de administrar y ejercer su autoridad en medio nuestro. 

Se puede imaginar el gran caos que significó el hecho de que la única regla que nos fue establecida, ¡nos atrevimos a romperla! La mesa nos fue puesta, sin ningún tipo de reserva, compartiendo el espacio y el tiempo permanente caminando a la par de la Gloriosa Presencia de nuestro Dios, pero nos atrevimos a desbaratar todo por un arranque de deseo.

 

En esta ocasión permítame llamar tu atención al hecho de que nuestra cercanía al corazón de Dios, nuestra adoración inicia con obediencia. 

 

“El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado”. — Deuteronomio 28:13 NVI

 

Esta porción descrita por Moisés, nos revela la manera en la que Dios mismo nos facultó para mantenernos cercanos a Él. Y tomando lo escrito por el apóstol Juan (Apocalipsis 1:6, 5:10) siendo un pueblo de reyes y sacerdotes, tenemos la capacidad de mantenernos en un lugar de privilegio, en relación al resto de personas que aún no han rendido su vida a la Voluntad de Dios.

 Una vez establecidos ahí, nuestra responsabilidad es conducirnos en nuestro caminar con una actitud de permanente obediencia a Dios y a sus principios.

 

“¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros”. — 1 Samuel 15:22

 

Mantengamos cada día nuestro corazón atento a los lineamientos descritos en la Biblia, a la voz de Dios inclinándonos a actuar conforme a su justicia y verdad; y aún, a aquellas autoridades que Dios mismo ha colocado en nuestras vidas. Aprendamos a adorar el nombre de Jesús con nuestra obediencia. 

 

 

Por: Roy Aguilar

Líder de Alabanza y Producción en Amistad de Monterrey.

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